miércoles, 16 de noviembre de 2011

Comprender...te...

Bien sabes como es que siempre intenté comprenderte, por momentos siento que en ocasiones no supe hacerlo por mas que quise, cada intento parecía hundirme mas en una confusión que me ponía tan de mal humor conmigo misma. Pusiste a prueba todos mis sentidos, todos mis instintos, me obligaste a retroceder tantas veces para volver a pisar sobre las mismas huellas que ya había dejado cuando pasé por el camino la primera vez. Era volver, volver para caer en los mismos errores sin llegar a nada, nunca sentí que estuviera dando pasos o que realmente me estuviera acercando a algo o…a ti.

Sabes... cuando era niña mi madre nunca me daba de beber en vasos de vidrio por que desde siempre he roto todo lo que cae en mis manos, siempre he sido muy descuidada con platos, tazas, vasos, todavía me cuesta trabajo no romper nada... así que hice lo mismo que mi madre, en casa los vasos son de plástico.

Tenia yo como ocho años y fuimos a cenar a casa de un compañero de trabajo de mi padre, uno de esos señores importantes con una tremenda casona... mi mamá nos vestía mas bonitas de lo normal a mi hermana y a mi (siempre nos tenia como muñecas) y nos pedían que nos comportáramos. Después de la cena mi hermana y yo fuimos a jugar con la hija de la familia, una niña un par de años mas pequeña que yo, cuando los adultos se fueron a charlar nosotras nos metimos en la cocina. Tenían unos vasos de vidrio muy bonitos, yo que jamás veía ese tipo de cosas y menos tan finos me parecieron lo mas lindo del mundo, mi hermana y la otra niña se pusieron a comer unas galletas que había en una especie de canasta, yo agarre un vaso y lo puse sobre la madera del comedor de la cocina, mis rodillas sobre la silla y mis codos sobre la mesa, agarre la jarra que contenía un liquido de color amarillo verdoso, lentamente llené el vaso pero cuando llegué al borde no me detuve, nunca había visto como al caer el liquido se forma esa graciosa fuente interna... aquel gracioso burbujeo! y seguí sirviendo hasta que aquello comenzó a derramar por todos lados, el comedor termino mojado igual que yo, mi vestido blanco con encajes, mis medias blancas y mis zapatitos, toda yo era una sopa.

Leyendo toda esta anécdota de mi niñez te preguntaras (como siempre sueles hacerlo) cual es el punto?

Para allá voy, no me importo mojarme, derramar aquel liquido burbujeante por todas partes, que mi madre me retara como lo hizo (no podía creer lo que hice) no me importo nada, me encanto ver aquel vaso desparramando como fuente, ese chorrito luminoso a contra luz, las burbujas subiendo rápidamente unas tras otras, sabia que todo terminaría mal pero era algo que jamás había visto, me dio mas gozo que decepción.

Yo nunca había visto algo como tu, no había escuchado cosas como las que tu me dices, nunca conocí a nadie como tu, supe que al igual que el liquido verdoso con nosotros posiblemente todo terminaría derramado por el suelo, sobre mi ropa, dentro de mis zapatos, pero siempre fue mas gozo que cualquier otra cosa, por difícil que te resulte siempre te disfruté y lo sigo haciendo...

Hoy puedo cerrar los ojos y sentirme tranquila, ahora comprendo que mientras esto sea de ambos, no tendría aún un final, que sería como en los cuentos que uno lee sin creer que sean verdad por que jamás has visto nada parecido, ni sentido nada igual.

Fue un tiempo de cerrar círculos, abrir puertas, mirar espacios mas allá de esta ventana mía, mas allá de mi…de ti, gracias por haberme dejado que te contemplara tanto, por hacerme ver en mi todo lo que tu viste, por bajarme de esa nube donde estuve tanto tiempo...

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