Como quien dice... el que se enoja ¡ya cayó en la trampa! … el enojo es una deformación de nuestro carácter… es la pestilencia tomando el control de nuestra vida… es generalmente producto de un miedo… una fragilidad interna que intentamos proteger inútilmente con histeria; cometemos errores graves… por dejar que las emociones se nos suban a la cabeza… lo permitimos porque estamos saturados y… hemos llegado a ese extremo porque no nos tomamos un tiempo para balancearlos… para revisarnos… y para erradicarlo.
El enojo apela a la irracionalidad… nos ciega… nos da una oscura impresión del panorama… es decir, es como ir manejando con un parabrisas empañado… el peligro es inminente… si estamos enojados, estamos jugando un papel muy extravagante y muy peligroso, en el que estamos perdiendo tiempo… oportunidades... y visión.
El enojo aparenta ser una respuesta desaprobatoria de algo que sucede en un momento determinado, pero en realidad es una necesidad no satisfecha de fondo… un dolor interno… un miedo que encuentra su salida injustificadamente a la menor provocación.
Generalmente este tipo de molestias, tienen su origen en una ofensa… un rechazo… o algún insulto que recibimos en cierto momento y… que ahora le permitimos que nos acompañe a todas partes… nos hemos identificado tanto con tal suceso… que andamos cuidándolo como si fuera un hijo predilecto, y por el que descuidamos todo lo que realmente vale.
Sin duda esto marca una imperiosa necesidad de afecto… al que curiosamente nos resistimos… porque ya hemos desarrollado una predisposición al rechazo… al desprecio… ¿Será que nos sentimos dignos de las ofensas?
Mis saludos a uds.
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