Confundir al alma gemela con una relación kármica suele ser habitual. Los sentimientos al encontrarse a veces tienden a ser similares.
Las almas gemelas se caracterizan por tener una unión que no se da con nadie más y en el ámbito sexual la unión se manifiesta mágicamente, se fusionan y pasan a ser uno. Ambos se conectan, impulsan e incluso pueden no estar juntos; pero, la conexión se mantiene. A diferencia de una relación kármica que puede ser de pareja o no, éstas se basan en érrores y experiencias.
Son almas que se encuentran para resolver temas pendientes de vidas pasadas, para aprender con dicha unión y se perdonen. En definitiva es lo que debemos resolver con esa persona y que nos ayudará a limpiar nuestro karma que viene con ella o él.
Generalmente las relaciones kármicas suelen ser un antagonista en nuestras vidas, a veces se da en relaciones conflictivas, dolorosas o simplemente en dos personas que se unen, tienen una familia y se separan, porque ambos crecieron, aprendieron y resolvieron sus pendientes para seguir avanzando. Sin embargo, muchas parejas siguen atadas a ese dolor porque aún no logran su aprendizaje.
Muchos textos mencionan que para liberarse de una relación kármica la clave es siempre el perdón, pero no esperar el perdón del otro, sino que aprender a perdonarse uno mismo.
Comprender porque una relación nos produce dolor, conflictos, es importante para evaluar el tipo de amor que estamos viviendo. Podemos inclusive sentir al conocer a alguien que es nuestra otra parte o “alma gemela”. Pero con el tiempo, si logramos aprender de las experiencias, podemos liberarnos y aceptar que esa persona era parte de nuestro crecimiento y que ya es tiempo de cerrar el ciclo.
Para encontrar a nuestra alma gemela, debemos primero sanar nuestros conflictos, nuestro karma. Podemos atravesar por muchas relaciones, ya sean kármicas o afines, que nos prepararán para ese encuentro y para poder reconocer a esa persona que es parte de nosotros desde el origen de los tiempos. Sólo entonces nos damos cuenta que aquello que creíamos sentir antes, no tiene comparación con la unión que vivimos con el alma gemela.
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